29 de septiembre día de San Miguel Arcángel santo Patrono de la Nueva España, defensor de la iglesia, protector de los indios...
Par mi sin duda el santo mas crismático, mi favorito, les pongo un pedacito de texto que escribí hace muchos años para un coloquio, en este fragmentito trataba de explicar la importancia iconográfica de la figura de San miguelito en estas tierras nuevas, luego pego mas pedacitos.
La figura de San Miguel arcángel se encuentra inserta como parte de una cosmovisión que desde el siglo XVI ha participado en la formación de una imaginería de fe que comparten todos los estratos de la sociedad y que mediante manifestaciones artísticas que a lo largo del tiempo ostentan usos y necesidades propias del reclamo de sus circunstancias.
Llega como Patrono a la Nueva España, dentro de los santos traídos por las ordenes en el siglo XVI, Fray Toribio de Benavente o Motolinia en “la historia de los indios de la Nueva España”, señala al arcángel como un santo al cual enmendarse para el consuelo después de lo trágico de la conquista[1].
Según la tradición, la precipitación de los ángeles rebeldes dominados por la soberbia a los infiernos a manos del arcángel da una clara idea del sentido de férrea protección, siendo así, una figura de un poder fundamental que muy bien utilizaron los frailes mendicantes como aquel que combatiría a los demonios de la herejía y la idolatría[2];
Pero será después que con sus muy diversos atributos y su apariencia espectacular característica del barroco sería una imagen popular de la devoción por excelencia.
Al encontrarse dentro de las revelaciones proféticas del fin de los tiempos (Apocalipsis) toma un papel de gran importancia en la conclusión de esta escatología, siempre como la figura guerrera, restauradora del orden y protectora de la verdad divina, dentro de la idea de creación y destrucción, es decir, tiene una carga simbólica de orden en el principio y fin del plan de Dios, confiriéndole pues una dimensión histórica dentro de esta dinámica escatológica religiosa del nuevo mundo.
Al encontrarse dentro de las revelaciones proféticas del fin de los tiempos (Apocalipsis) toma un papel de gran importancia en la conclusión de esta escatología, siempre como la figura guerrera, restauradora del orden y protectora de la verdad divina, dentro de la idea de creación y destrucción, es decir, tiene una carga simbólica de orden en el principio y fin del plan de Dios, confiriéndole pues una dimensión histórica dentro de esta dinámica escatológica religiosa del nuevo mundo.
Por lo anterior también tiene un papel importante dentro del fin individual, es decir la muerte, y sus postrimerías, contempladas como producto de Trento con los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola y la reflexión del fin de la vida cuyo éxito se popularizó en la Nueva España.
Es así que el arcángel al ser el símbolo de justicia, junto con sus tan diversas cargas y atributos de los que se ha enriquecido a lo largo del tiempo, se convierte en el pesador de las almas o psicopompos que filtra a las almas a la verdad divina, un juez que es necesario sobrepasa la jerarquías de los seres celestes.
Dentro de la Nueva España, la producción artística que plasmó a la figura del ángel tuvo su auge a mitad del siglo XVII y principios del XVIII, coincidentemente con el aumento de su culto, la imagen es fundamental para esta época pues se presenta con mas suntuosidad y color al igual que con los otros arcángeles en infinidad de templos y retablos, desde enfoques totalmente distintos como los de Cristóbal de Villalpando y su visión mística teológica o como los de Juan Correa, además de sus contemporáneos que mas alto han llevado las figuraciones del santo y sus atributos: la balanza de la justicia divina y el peso de las almas, la palma, que se asocia al tránsito de maría a la gloria, la cruz que es de la significación , como defensor de la fe, el lema QUIS UT DEUS, característico de la traducción de su nombre y del enfrentamiento con Satanás y el estandarte, la espada o el bastón de mando, son atributos que le remarcan como supremo príncipe de las milicias celestes.[3]
[1] Op. cit, “introducción” en Fco. de Florencia, p.22
[2] Baez Macías Op.Cit. P.23
[3] Op.cit, homenaje a Federico p. 97-98
Dentro de la Nueva España, la producción artística que plasmó a la figura del ángel tuvo su auge a mitad del siglo XVII y principios del XVIII, coincidentemente con el aumento de su culto, la imagen es fundamental para esta época pues se presenta con mas suntuosidad y color al igual que con los otros arcángeles en infinidad de templos y retablos, desde enfoques totalmente distintos como los de Cristóbal de Villalpando y su visión mística teológica o como los de Juan Correa, además de sus contemporáneos que mas alto han llevado las figuraciones del santo y sus atributos: la balanza de la justicia divina y el peso de las almas, la palma, que se asocia al tránsito de maría a la gloria, la cruz que es de la significación , como defensor de la fe, el lema QUIS UT DEUS, característico de la traducción de su nombre y del enfrentamiento con Satanás y el estandarte, la espada o el bastón de mando, son atributos que le remarcan como supremo príncipe de las milicias celestes.[3]
[1] Op. cit, “introducción” en Fco. de Florencia, p.22
[2] Baez Macías Op.Cit. P.23
[3] Op.cit, homenaje a Federico p. 97-98
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