Marcos es una persona querida, de lejos todos le saludan, preguntar por él en las calles no es ningún problema, todos saben donde vive y saben también que las puertas de su casa están abiertas para quien quiera conocerlo.
Es un pilar para los niños y jóvenes de su pueblo, es una fuente generosa que no se agota, el trato para todos ellos es como el de un padre atento, Él y su querida esposa son anfitriones todos los dias de muchos jóvenes que a todas horas se aprestán a ensayar y a aprender a tocar sus instrumentos; ellos dos son padres de todos estos muchachos entusiastas visitan su casa esperando su generosa ayuda.
El maestro es un hombre de campo, en las mañanas toma camino al monte y trabaja en su solar, cuando regresa se dedica a regalar conocimiento y al final del día escribe, escribe y escribe en su vieja máquina mecánica.
Marcos tiene los ojos como el cielo y el mar cuando se juntan en el horizonte, cuando era maestro rural los niños le decian que sus ojos eran como los de los gatos; es un hombre alegre y pleno, con un carisma que llena los lugares donde se pare, no hay persona que no le sonría ni quien quiera escuchar su conversación horas enteras.
Músico privilegiado, un grande a quien por tres ocaciones le ha abierto las puertas el Palacio de Bellas artes, con una técnica impecable y una hermosa ejecución trata con ternura cada huapango, cada son tradicional, es un maestro, un músico con las bases y la memoria tradicional en toda su expresión.
para concluir, una dedicatoria: gracias maestro querido por uno de los momentos mas gratos, gracias por el cuamomote, recuerde que mi corazón está clavado en la puerta de su casa y ya espero volver para tocar con ustéd.