Hace aproximadamente cuatro años presenté en algunos foros del Distrito Federal una serie que constaba de 16 cuadros basados en el tema del vuelo como ideal humano, la serie de la que hablo se nombraba "Del arte de volar" (registrado en derechos de autor), ésta serie tenía la intención de reflexionar sobre uno de los temas más interesantes dentro del imaginario cultural de los hombres. Me gustaría compartir alguna reflexión del tema:
Envidiamos a los seres alados..
Si nos ponemos a pensar, el volar es una especie de añoranza milenaria, todas las culturas muestran esta inquietúd en varias manifestaciones artísticas; indagando un poco, la inquietud general para todas las civilizaciones ha sido la posibilidad de que el hombre triunfe sobre su condición de ser terreno y ejerza movimiento sobre la gran limitante que es el suelo, es decir, rebasar las restricciones que tenemos por el hecho mismo de ser humanos.
Visto que no tenemos alas como las aves que dominan el horizonte, la omnipotencia del género humano se acorta, el hecho es tomado como una limitación física para alcanzar libertad y un grado de superioridad.
Varios fueron los intentos por apropiarse de este don:
la ciencia se esmera por hacerlo posible, allí está la historia de la aviación y aunque tenemos aeronaves de todos los tipos que pueden elevarnos y transportarnos de un continente a otro en pocas horas, el hecho es que el hombre mismo no puede por si solo volar.
Pero volar no se descarta del terreno espiritual, filosófico y simbólico, esto lo encontramos presente en el imaginario colectivo, a veces se ve como un poder espontáneo y otras como fruto de un gran esfuerzo siempre efímero y trunco que retorna a la condición de no despegar los pies del suelo.
Por lo tanto, el que un hombre pueda suspenderse en el aire o remontar el vuelo se mira siempre como un prodigio ejemplar que va mas allá de la generalidad; es decir, el volar y levitar de un cuerpo humano, levantado sobre el suelo y sostenido en el aire sin ninguna clase de soporte natural, es únicamente atribuible a los ángeles o los demonios o un privilegio de los cuerpos glorificados en consecuencia de un éxtasis religioso, otras veces es una condición extraordinaria con la que se nace.
Dentro de la cultura occidental de la que formamos parte hay muchos ejemplos: santos, magos, acróbatas, super héroes, solo hay que echar ojo en el contexto dónde nos desenvolvemos diariamente, volar y elevarse puede ser posible para todos en el sueño, el recuerdo, el mito popular y el símbolo religioso.